Todos queremos estar en todo sitios y verlo todo, disfrutar de todo. Somos consumidores de paisajes, de sensaciones, queremos consumirnos toda la isla en los pocos días que estamos en ella. Y al final nos convertimos en ovejas. Como rebaños acabamos dirigiéndonos todos a los mismos sitios, a consumir la misma agua y el mismo sol, y lo peor, como ovejas acabamos por cagarnos en los mismos sitios, pues el consumo es totalmente irracional.
Por suerte Menorca tiene lugares donde podría haber un grifo mágico llenando una cala y no se enteraría nadie…. de momento.
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